El tratamiento de endodoncia es fundamental para conservar la salud bucal y evitar la extracción de dientes. Este procedimiento se realiza cuando una caries profunda o una fractura han inflamado o infectado el tejido pulpar del diente, lo que puede ocasionar un intenso dolor y complicaciones graves.
Por ello, es crucial acudir a revisiones dentales periódicas para detectar problemas a tiempo y optar por la endodoncia cuando sea necesario, salvando así el diente afectado y manteniendo una sonrisa saludable.
La endodoncia, comúnmente conocida como tratamiento de conducto, consiste en la eliminación del tejido pulpar (nervio) inflamado o infectado del interior de un diente. Este tratamiento se realiza cuando una caries profunda o una fractura han afectado la pulpa dental, causando dolor e inflamación.
El tratamiento de endodoncia suele durar entre 1 y 2 horas, aunque puede extenderse en casos más complejos, como dientes con anatomías difíciles o reendodoncias, lo que puede requerir varias sesiones.
Después del procedimiento, la mayoría de los pacientes pueden retomar sus actividades casi de inmediato. Sin embargo, se recomienda evitar masticar alimentos duros o pegajosos en el diente tratado durante al menos 24 horas, hasta que la anestesia haya desaparecido.
Si experimentas dolor dental persistente o sensibilidad prolongada a temperaturas extremas, es posible que necesites una endodoncia. Otros signos de alerta incluyen hinchazón o inflamación en las encías, descoloración del diente y molestias tras un traumatismo dental.
Estos síntomas indican que el tejido pulpar podría estar inflamado o infectado, lo que requiere atención profesional.
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